jueves, 7 de noviembre de 2013

PSORIASIS



A pesar de no ser contagiosa, las antiestéticas placas que provoca en la piel esta enfermedad provocan el rechazo de aquellos que la padecen. De hecho, un 65% de los afectados de psoriasis afirman haber experimentado alguna vez algún tipo de estigmatización. Un buen motivo conocer más de la enfermedad y vencer los prejuicios.

Más de 125 millones de personas en el mundo padecen psoriasis, una enfermedad crónica y no contagiosa de la piel que afecta al 1,5% de la población española. Pero las repercusiones de esta enfermedad van más allá de la afectación en la salud física del paciente. El impacto psicológico y social influye en todos los ámbitos de la vida diaria de los afectados. Según una encuesta realizada recientemente por Acción Psoriasis y promovida por la International Federation of Psoriasis Associations (IFPA), un 65% de los afectados de psoriasis afirman haber experimentado alguna vez algún tipo de estigmatización por padecerla. De ellos, un 79% han sufrido esta estigmatización en espacios tales como bares, restaurantes, piscinas o gimnasios. Las encuestas también revelan que el 77% de los pacientes percibe esta enfermedad como un problema importante que les repercute mucho en actividades cotidianas de su vida diaria.

La psoriasis tiene una repercusión psicosocial muy importante en el paciente por el hecho de que las lesiones provocadas por la enfermedad suelen ser visibles. Tal y como describe el dr. Miquel Ribera Pibernat, vicepresidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y dermatólogo del Hospital Universitario de Sabadell - Corporación Parc Taulí, “la persona que padece psoriasis se siente, en muchos casos, observada, estigmatizada o directamente discriminada y el impacto psicológico es mucho más grande que en otras enfermedades crónicas, como el asma o la diabetes, porque en estas últimas, el paciente puede llevar discretamente su enfermedad sin que nadie se de cuenta a simple vista”. Sin embargo, el Dr. Esteban Daudén, director de la Unidad de Psoriasis del Hospital de la Princesa de Madrid y miembro del Comité de Expertos Autores del cuestionario PsoLife,  explica que “para el clínico, más allá de las lesiones cutáneas, es muy complicado saber cómo siente el paciente su enfermedad ya que, por regla general, el paciente con psoriasis es muy reacio a contar sus experiencias. Por desgracia, el hecho de que las consultas estén masificadas y que el tiempo que el médico dispone con el paciente sea reducido hace que el paciente no tenga confianza con el médico y que al final, ninguno de los dos profundice en los aspectos emocionales de la enfermedad”.




 La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de naturaleza autoinmune que tiene un gran impacto psicológico, social y funcional en los pacientes que la sufren. En ella el órgano diana es la piel, pero pueden verse indirectamente afectados diferentes órganos. Los tratamientos tradicionales para la psoriasis de moderada a grave son los medicamentos tópicos, la fototerapia (radiación ultravioleta) y los fármacos sistémicos (como metotrexato o ciclosporina). Cuando el paciente no responde satisfactoriamente a estos tratamientos, es necesario recurrir a los fármacos biológicos, los cuales ofrecen nuevas esperanzas en el tratamiento de dicha enfermedad. Estos medicamentos se caracterizan por contener proteínas idénticas a las que existen en el cuerpo humano y que se pueden modificar para bloquear la acción de otras proteínas.


Fuente: mujerhoy.com







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